EL CLUB BILDELBERG
RED TAVISTOCK
Soros, el
sicario de la oligarquía británica, y la política de saqueo conocida como
“globalización”
Parte
XXXVI
Un cálido abrazo a
toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.
Mi columna de hoy
será una continuidad de reflexiones iniciadas hace varios meses de la mano de
los libros del Dr. Daniel Estulin: LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB BILDELBERG,
EL INSTITUTO TAVISTOCK y LA TRASTIENDA DE TRUMP. Me centraré en la figura de
George Soros y en la política de saqueo conocida como “globalización”.
George Soros es o,
mejor dicho, su grupo de fundaciones es un frente de la comunidad de
inteligencia angloestadounidense de izquierdas, por un lado y el “Proyecto
Democracia del Gobierno de los Estados Unidos, por el otro. Soros no acaba de
llegar al mundo de la actividad criminal.
Ha estado involucrado
en distintas operaciones violentas, como guerras financieras especulativas para
destruir monedas nacionales, respaldar políticas asesinas de eutanasia y
aportando mucho dinero a campañas internacionales para la legalización de las
drogas. Además, tiene una relación de no demasiada traición con los nazis
durante la Segunda Guerra Mundial.
Soros dio inicio a su
legado genocida trabajando para la maquinaria asesina que masacró a más de
500.000 judíos húngaros durante el Holocausto. El joven Soros se encargaba de
saquear las propiedades de los judíos a las órdenes del teniente general de la
SS Kurt Becher, jefe de la Waffen SS.
La supuesta promoción
de Soros del narcoterrorismo es el equivalente a las cañoneras que empleaba el
Imperio cuando emprendió sus guerras del opio contra China y la India en el
siglo XIX.
Soros es el
testaferro del Imperio y proporciona cobertura a la asquerosa política de
saqueo conocida de manera eufemística como GLOBALIZACIÓN.
Mediante
organizaciones como Human Rights Watch, la Soros Foundation y el Open Society
Institute, Soros promueve las drogas y destruye naciones.
Soros es la cara
visible de una vasta y sucia red secreta de intereses financieros privados,
controlados por la aristocracia y las familias reales que
lideran Europa, con un epicentro en la casa británica de Windsor. Esta red,
denominada por sus miembros El Club de las Islas, se construyó sobre los restos
del naufragio del Imperio británico tras la Segunda Guerra Mundial.
El Club de las Islas
domina corporaciones gigantescas como la holandesa Shell, Imperial Chemical
Industries, Lloys de Londres, Unilever, Río Tinto Zinc y la angloestadounidense
DeBeers. Domina el suministro mundial de petróleo, oro, diamantes y muchas
otras materias primas vitales y despliega estos activos no solo para alcanzar
sus objetivos geopolíticos. Soros sólo es estadounidense en su pasaporte. Es un
operador financiero global que resulta que está en Nueva York sencillamente
porque “ahí está el dinero”.
Soros especula en los
mercados financieros mundiales mediante su empresa OFFSHORE Quantum Fund NV, un
fondo de inversión privado o “fondo especulativo”.
El Quantum Fund está
dado de alta en el paraíso fiscal de las Antillas Neerlandesas, en el Caribe.
Esto es para evitar pagar impuestos, así como para ocultar la auténtica
naturaleza de sus inversores y lo que él hace con el dinero. George Soros forma
parte de una mafia financiera bien tejida, “mafia” en el sentido de una
fraternidad cerrada al estilo masónico o de familias que persiguen objetivos
comunes.
Volvemos a la
organización Open Society cuyas operaciones contra el bloque oriental
empezaron mucho antes de la caída del muro de Berlín y
resultaron más sencillas cuando llegó a manos de Soros toda la red existente de
intelectuales asociados con el antiguo Congreso para la Libertad Cultural y la
Fundación Europea para la Cooperación Internacional. La filosofía subversiva
por la que abogaban estaba centrada en los “derechos humanos individuales” y el
“desarrollo” humano individual contra los supuestos estragos de las naciones
Estado.
Como respuesta a un
cisma en el anterior Centro Internacional para la Libertad Cultural a cuento de
los desmadres de la Nueva Izquierda, este grupo se puso principalmente del lado
de la Nueva Izquierda.
No es casual que
Human Rights Watch, el instrumento de golpes de Estado contra los Gobiernos que
se rebelan contra las élites, se convirtiera, al mismo tiempo, en el arma clave
del Open Society Institute. Human Rights Watch y su estrecho aliado, Amnistía
Internacional del Foreign Office británico, constituyen escuadrones de ataque
internacional contra las naciones que se oponen al libre mercado y a la
globalización.
El mundo que se está
viniendo abajo es el del poder único que los NEOCOMS de la Administración de
Bush pusieron en marcha cuando se rompió la Unión Soviética. Los Gobiernos que
no se sumaran a este mundo con un poder único serían eliminados con el paso del
tiempo mediante una política de cambio de régimen, por ejemplo, las
revoluciones de colores financiadas desde fuera de los países, como admitió sin
sonrojarse Victoria Nuland en el caso de Ucrania. Sólo el Departamento de
Estado de los Estados Unidos gastó allí cinco millones de dólares en ONGs.
Pero esta política
también implicaba la intervención militar directa con el pretexto de la
democracia y los derechos humanos, como en el caso de Irak, Libia y Siria y que
sus objetivos siempre son “dictadores y demonios”. Y, naturalmente, Rusia y
China eran los objetivos finales de esta política de cambio de régimen. “Este
imperio es algo más que las naciones de Estados Unidos y Gran Bretaña. Son las
fuerzas oligarcas que ejercen su poder en todo el sistema financiero
trasatlántico neoliberal y la defensa militar del orden mundial del poder único
y les importa un bledo el bienestar general de la población de los países en
que da la casualidad que viven.”
Soros al afirmar que
los Estados “tienen intereses, pero no principios”, explica que la sociedad
abierta ideal suprimiría los intereses nacionales concretos, mientras una
estructura política y financiera internacional se ocuparía del llamado “bien
común”. Sinceramente, causaría gracia, si no fuera perversamente siniestro.
Cualquier nación que rechace la globalización, es una sociedad cerrada y sujeta
a ataques por parte de Soros y su gobierno en la sombra formado por agentes
nacionales, obviamente, porque la llamada GLOBALIZACIÓN encubre el saqueo más
demoníaco de los Estados-nación. Soros no es más que un peón del equipo del
Estado Profundo, alias el Imperio británico moderno, que está forzando las
guerras. Si, definitivamente, yo también querría empezar la Tercera Guerra
Mundial, eso haría que el poder y el dinero siguieran fluyendo en mi dirección.
No hay nada como una
lucha peligrosa para proporcionar cobertura al fraude financiero.
Me despido de nuestra
querida audiencia, agradeciendo su amable atención, invitándolos a una nueva
emisión de EL CLUB DE LA PLUMA el próximo domingo.
PROF. VIVIANA ONOFRI
Profesora en Letras
ex catedrática de la
Universidad Nacional de Mar del Plata